Murió Dina Rot, una artista exquisita que investigó y puso voz a la música sefardí y la poesía latinoamericana
Compositora, pianista, cantante, la madre de Cecilia Roth y Ariel Rot tenía 88 años.
Un cuadro de infección que se agravó terminó con la vida de Dina Rot en este año aciago. La artista, que desde muy joven se dedicó al estudio musical y del canto, se formó en el repertorio clásico. Pero más de una decena de discos memorables dan cuenta de su orientación, su gusto por la poesía latinoamericana. Puso música y voz a bellísimos textos de Neruda, Vallejo, Violeta Parra, Raúl González Tuñón, León Felipe, Juan Gelman.
Presentaciones en televisión y conciertos en vivo difundieron esas grabaciones hasta que fue vetada por cantar a Gelman luego del golpe de 1976 y debió partir al exilio. Ya era una figura destacada del más refinado cancionero latinoamericano. Pero el cambio de país, y el aterrizaje en Madrid con sus dos hijos (la actriz Cecilia Roth y el músico Ariel Rot) y su marido hirieron su sensibilidad como cantante. Se sabe, los costos del desarraigo forzado pueden ser altos para los artistas, y Rot se distanció del canto. Se dedicó a la musicoterapia, a la expresión con la voz, volcando lo que había aprendido en sus años de formación.
Sobre su manera de entender la música y el canto, la editorial Lumen publicó un libro, Vivir la voz, en 2006. Una difusión de su método particular y un manual valioso, generoso, para la educación vocal de cantantes y de actores, que descifra los secretos de la expresión personal a través de la voz propia.
Nacida en Mendoza, Rot descubriría más tarde, gracias a Gelman (judío de origen ashkenazí), unos textos extraordinarios escritos en sefardí. Autores que se expresaban en judeo-español y abrían la puerta a un mundo de canto por explorar, de una belleza y una musicalidad asombrosas.
En 1997, después de largos años de pausa, Rot volvió a presentarse en vivo en Madrid con ese nuevo trabajo. Una manu tumó l`otra la trajo también de regreso a la Argentina, algo que hacía con frecuencia pero entonces para presentar ese material. En el Paseo la Plaza, tuvo como invitado a Fito Páez, que era la pareja de su hija Cecilia.
Le siguió, un año después, Entre la intimidad y el buen gusto, casi una definición de su propio arte. Un repertorio que contiene gemas eternas como la “Canción del ciruelo”, de Bertolt “Brecht” en versión de Gelman o “El gusanito”, del artista plástico Jorge de la Vega. Y que interpretó con Esteban Morgado en la guitarra.
Su trabajo con el cancionero judío es el de una artista investigadora de la música. La historia, las raíces de un sonido explorados con entusiasmo y rigor. Confirmando el poder de la música para abrir ventanas hacia la historia, que también puede aprenderse desde los sonidos, en ese caso de los judíos que fueron expulsados de Castilla y Aragón por los Reyes Católicos. El entusiasmo contagioso de Dina Rot la convirtió en una de las grandes difusoras de ese cancionero. Sólo uno de los motivos para celebrar y revisar su trabajo.
Fuente:Tn