Corrió 60 kilómetros desde Pilar al Obelisco para juntar alimentos y ropa deportiva

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El ultramaratonista Javier Barbis logró difundir las necesidades del merendero de la atleta Norma Ramos, que alimenta a 300 familias y entrena a jóvenes de bajos recursos.

El periodista y ultramaratonista Javier Barbis está en el trabajo, como cualquier comienzo de semana de su vida. Pero hace rato que no siente el cuerpo cansado como ahora: le duelen las piernas y le cuesta pararse y volverse a sentarse en la silla.
No son molestias de otro mundo para un deportista como él, son las tradicionales que lo abordan luego de cada competencia exigente de domingo. Aunque lo que siente en estos momentos no se compara con aquellos de pre pandemia.

Primero, porque esta no fue una de las típicas carreras con inscripción, miles de corredores, remera y medalla oficial, recorrido marcado y vallas. Segundo, porque los metros que recorrió no fueron en beneficio propio únicamente.

Barbis corrió 60 kilómetros desde Pilar hacia el Obelisco con una doble intención solidaria: reunir alimentos para el comedor Hijos del Corazón, y promover la donación de zapatillas y ropa en buen estado para la agrupación atlética Norma Ramos. Ambos espacios, ubicados en Derqui, fueron creados por Ramos.

“Calculo que pasarán un par de días hasta que me dejen de doler las piernas, pero estoy feliz. Salió todo muy bien”, explica a TN Running el productor de televisión.

“El principal propósito, que era difundir la historia de Norma y la ayuda que necesita, se cumplió durante la semana pasada, la anterior y se sigue cumpliendo, y eso es lo más importante”, asegura el runner.
La persona que hace referencia es Norma Miriam Ramos. Una reconocida atleta argentina, campeona de marcha, que en 2011 sufrió un ACV que le paralizó la mitad de su cuerpo. Pero, lejos de detenerla, la potenció para seguir luchando, compitiendo y ayudando a otros.

La hazaña solidaria comenzó a las 4:40 de la madrugada de este domingo 8 de noviembre. Pero Barbis no corrió solo, ni por asomo. Desde el vamos, el recorrido completo también lo hizo Norma con su handcycle, un triciclo de atletismo adaptado.

“Como ella tuvo COVID-19 hace dos meses y no estuvo entrenando, no sabíamos si iba a poder hacer toda la distancia. Comenzó con la intención de hacer 20 kilómetros y después sumarse más adelante. Pero no hizo falta, un par de paradas le bastaron para hacer todo el trayecto de 60K”, relata, dando cuenta de la enorme fuerza de voluntad de su amiga.

Luego, a la par que iban completando los kilómetros, más y más personas se les iban sumando para terminar en el obelisco junto a otros 200 deportistas. Si bien hubo muchos conocidos de Javier y Norma que sabían que se sumarían, otros no lo eran, lo que los sorprendió para bien.

“Los últimos diez kilómetros éramos una banda corriendo, una locura fue”, describe el periodista. “Y pudimos llegar con Norma juntos, de la mano, eso estuvo muy bueno y fue muy emocionante», recuerda.

La fundación atlética, el merendero y las donaciones
La difusión lograda sirvió. Hay gente que se contactó directamente con Norma para donar dinero, tanto desde la Argentina como desde el exterior. “Esto es fundamental, porque a ella le llegan entre 15.000 y 20.000 pesos de luz por mes”, explica Barbis.

La semana pasada llegó al comedor un camión con fideos y arroz. Esta semana el ultramartonista pasará por distintos running teams que lo llamaron para aportar zapatillas y ropa deportiva para los chicos. Entre ellos, uno de Belgrano juntó 100 remeras. Además, las empresas que apoyaron la hazaña también donarán.

“Lo que son las cosas ¿no? porque Javier me llamó para decirme que quería hacer algo solidario para juntar alimentos o lo que se pueda para nuestro comedor justo un día después de que yo me senté con mi equipo solidario a charlar porque no teníamos para cocinar al otro día”, relató la atleta a Cata Bonadeo para TN Running y Nuestra Tarde.

La fundación atlética Norma Ramos, que recibirá esta indumentaria, la fundó la propia atleta hace 26 años con el objetivo de poder sacar a los chicos de la calle e insertarlos en el deporte.

Tiempo después de la creación de esta escuela de atletismo, cuando se dio cuenta de que los chicos y adolescentes de bajos recursos que iban a entrenar con ella iban mal nutridos y comían tanto ahí como en su casa, se dio cuenta de que había necesidades más básicas que precedían al atletismo.

Ahí fue cuando decidió abrir, dentro del mismo previo en Derqui, “Hijos del Corazón”, comedor y merendero. Comenzó en primera instancia -con mucho esfuerzo- como un tinglado y luego, con aportes de sus ingresos y los de su marido, fueron mejorando el predio.

Hoy en día, con la pandemia y la crisis sanitaria y económica que se está viviendo son muchas más las familias que asisten. En total, entregan casi 300 viandas y 300 meriendas. Son 300 familias que dependen del merendero de Norma.

De desafío personal a hazaña solidaria
Si bien correr los 60 kilómetros comenzó como un desafío personal y luego mutó a la acción solidaria, Javier tenía sus pretenciones por dentro, como todo corredor. Quería llegar lo más rápido posible, bajando las seis horas de carrera.

Pero a la altura del shopping Dot ese plan parecía quedar atrás porque empezó a sentir mucho dolor en sus piernas. Pensó que sería imposible sostener el ritmo e hizo algo que lo benefició: dejó a un costado la presión del reloj, se olvidó de esa lógica y se concentró en otros aspectos.
Su objetivo pasó a ser llegar y solo disfrutar de lo que quedaba. Una vez que llegó, sin pensar en el tiempo, una amiga le recordó que tenía que parar el reloj y ver el GPS. Cuando lo miró, se sorprendió: 5 horas 58 minutos y 59 segundos.

Pero terminó por ser una anécdota esa marca. Lo importante lo transcendía. Sabía que él no era el protagonista, y que el agradecimiento iba para otra persona.

“Con Norma tengo un vínculo muy particular y siempre me agradece mucho cuando le doy una mano. Pero yo siempre le respondo lo mismo: todos nosotros tenemos que darle las gracias a ella, ella no tiene que agradecer a nadie”, concluye Barbis.
Fuente:Tn

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