«Lo que proponemos es Pagar deuda con beneficios ambientales que son para toda la humanidad»

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En una entrevista para el Diario Perfil, el ministro contó detalles sobre la Cumbre de Líderes sobre Cambio Climático, organizada por el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden y donde Argentina participó junto a un grupo selecto de países. Allí hizo hincapié en una propuesta presentada por Alberto Fernández para canjear parte de la deuda contraída con el FMI con acciones ambientales.

 

“No alcanza con encuentros de gobernanza solamente. Eso tiene que ir acompañado por una idea movimentista que debe fundarse sobre ejemplos históricos así como otros que nacen de los jóvenes. Esa gimnasia es la que va empujando el proceso. No podemos quedarnos tranquilos solo con manifestaciones bien intencionadas”, señaló Juan Cabandié, desde el otro lado de la línea, ante la consulta de PERFIL.  

Solo unas horas antes, el actual ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación había compartido mesa con el canciller Felipe Solá y el Presidente Alberto Fernández, en la Cumbre de Líderes sobre Cambio Climático convocada por el nuevo mandatario estadounidense, Joseph Biden. Con la nueva Casa Blanca, el Gobierno encontró un canal de diálogo a través de su posición ambientalista, en línea con el discurso del Papa Francisco.

—¿Cuánto consenso existe en torno a la idea que manifestó el Presidente Fernández sobre un canje de deuda por acción climática?

—Es un concepto a desarrollar pero parte del principio de que hoy existe  hoy una dinámica de los organismos de crédito de otorgar líneas de crédito a pesar de que los países son insolventes y no pueden dar cuenta de esa deuda, como nos pasó a nosotros con los miles de millones de dólares del macrismo. Si el mundo quiere que nosotros aumentemos nuestra ambición climática, ¿cómo vamos a hacerlo si tenemos la espada de Damócles sobre nuestras espaldas, cómo hacemos para conseguir las divisas sin contaminar?

—¿El planteo es que hay responsabilidades entonces de las potencias centrales en el daño ambiental que causan los países deudores?

—Hay una responsabilidad de diversos países porque los que deciden en esos organismos son los países centrales y ellos están en sintonía con la lucha contra el cambio climático. La pregunta es por qué dejaron que, por ejemplo, la Argentina se endeude y no para lo productivo sino para el vicio financiero. Ahí hay una complicidad. Cuando el mundo está discutiendo poner un precio a la captación del carbono y utilizar instrumentos financieros a su alrededor, lo que nosotros decimos es que podemos canjear deuda por beneficios ecosistémicos que son para toda la humanidad. Pagar deuda con beneficios ambientales. Que el pago no sean divisas sino la acción climática.

—Bolsonaro desarrolló, en la cumbre, una idea similar respecto a una compensación que el mundo debería pagarle a Brasil para preservar el Amazonas como bien que beneficia a toda la humanidad…

—Estamos de acuerdo. Tenemos una postura en común, sea Brasil, Colombia, Chile, Bolivia o Paraguay. Vivimos en una región sobreendeudada pero que, a la vez, tiene una gran riqueza de biodiversidad. Nuestro país, por sus desigualdades, no ha tenido la posibilidad de utilizar sus recursos para desarrollarse. Esta región sobreendeudada necesita ser compensada. Forma parte de un concepto que esgrimió Néstor Kirchner en la COP 10, de 2004, en Buenos Aires, y sostenemos la misma mirada: hay responsabilidades comunes pero diferenciadas de los países en cuanto al daño ambiental. Nuestros bienes naturales, nuestros ecosistema, benefician a la humanidad. Entonces si quieren que lo preservemos con más ahínco hay que sostener el cuidado de esos ecosistema para seguir beneficiando a toda la humanidad.

—¿Cómo definiría la política ambiental de Argentina: hay continuidades con otros gobiernos?

—Nosotros tenemos una tradición ambiental que, incluso, podemos rastrear hasta Juan Domingo Perón, con su discurso a los pueblos del mundo, donde advierte sobre el camino suicida de la humanidad si no modifica sus acciones que dañan a la Naturaleza. Aquel discurso antecedió a la primera conferencia ambiental de Estocolmo, de 1972, lo cual lo hace más interesante todavía. Y en el tercer gobierno de Perón se crea la primer Secretaria de Ambiente, a cargo de una mujer, Yolanda Ortiz. Después hubo discontinuidades, avances y retrocesos, pero evidentemente se trata de una agenda de política transversal e intergeneracional. Por eso, a fin del gobierno anterior se pudo sancionar la ley de Presupuestos Mínimos de Cambio Climático. Hay una línea de continuidad y eso le da sentido al trabajo que hicimos de presentar nuestra contribución a Naciones Unidas para emitir hasta un 26% menos de acá a 2030. En esta cumbre anunciamos que subiremos a un 27,7%.

—¿Por qué no avanzan más rápido en nuestro país las iniciativas legislativas como Incendios Intencionales o la que tipifica el delito ambiental?

—Porque evidentemente no es solo el Estado el que tiene que arbitrar políticas públicas. El Estado tiene una interrelación con un conjunto de actores que están vinculados a unidades productivas. Y el sector productivo es el más reacio a modificaciones porque eso atenta contra sus utilidades. Al mismo tiempo, yo no creo que altere sus ganancias en el largo plazo. Quizá se reduzcan en el corto pero, en el largo, terminan beneficiados. Porque quien tiene algunas hectáreas productivas en alguna región núcleo de la Argentina, si no rota su monocultivo y le sigue metiendo glifosato y todo tipo de químicos, ese suelo, en algún momento, ya no le va a rendir más y va a terminar siendo dueño de un suelo desertificado e improductivo. Si lo hace sustentable, también sus hijos y nietos se van a poder beneficiar de esas hectáreas.

—¿Y hay receptividad a estos argumentos?

—Siempre hay diálogo. Es la única manera de encarar estos temas porque estamos frente a una situación que es compleja ya que el daño ambiental no tiene límites geográficos ¿Hay receptividad? Va mejorando, ganando espacios. Por eso la Ley de Educación Ambiental y demás iniciativas. La fraternidad es algo que vamos a tener que incluir en nuestras perspectivas.

—Mirándolo en perspectiva, ¿qué tan determinante piensa que será es esta Cumbre de Líderes para reconstruir una nueva estrategia global contra el cambio climático a partir del regreso de Estados Unidos al consenso político y científico sobre esta amenaza?

—Creo que el encuentro se va a constituir como un hito. No es un encuentro descolgado, no nació de un repollo, tiene antecedentes en Kyoto, Estocolmo y obviamente se corresponde porque los tiempos se aceleran y la evidencia da cuenta de la necesidad de cambios profundos, importantes. El encuentro tiene una significancia importante porque  uno de los países más grandes del mundo vuelve al Acuerdo de París y, al mismo tiempo, otro de los países más grandes, como China, también participó. Europa. Nuestra región. Todo el planeta está alineado en esta prioridad.

—¿Se puede ser optimista respecto a este multilateralismo ambiental renovado si en cuestiones primordiales como las vacunas, en plena pandemia, la cooperación es mínima o nula?

—Hubo muchos años de análisis y debate y los propios organismos internacionales respondían a estos mismos encuadres de análisis y asesoramiento técnico hasta que la sociedad civil organizada y no organizada comenzó a demandar acción climática inmediata. Basta de palabras. Hoy hubo un aspecto muy importante en la decisión de los países ricos de coincidir en el fortalecimiento de los fondos verdes para ayudar a los países de renta media y baja. Latinoamérica ha venido dando esa discusión y la Argentina ha tenido una postura muy clara de reclamar juntos por medios de implementación, dejar las palabras y pasar a la acción. Y eso tiene que ver con incrementar el porcentaje de energías renovables, aumentar el precio al uso del carbono y nuestra idea del canje de deuda por accione concretas.

—¿Considera que la perspectiva ambientalista sirve también como puente de Argentina para  tejer alianzas con las potencias globales, como Estados Unidos, ahora que su Presidente pondera estas cuestiones, o Francia, con quien ya se trabaja hace tiempo?

—Sí. Básicamente porque partimos del principio formulado por el Papa Francisco de que nadie se salva solo. El Presidente lo manifestó en muchos discursos y encuentros y eso nos lleva a alcanzar posiciones comunes, en este aspecto, a pesar de que no estemos de acuerdo en todo. Ese fue el planteo que hicimos en la región que tiene pensamientos distintos sobre diversos temas pero sí podemos acordar una mínima posición sobre la idea de la supervivencia humana y lo que está en juego. Hasta Brasil, que no se estaba presentando a esto encuentros, finalmente anunció su participación y tuvo una postura en línea con este pensamiento

 

Fuente: Diario Perfil

 

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