Polémica por el uso del agua para generar hidroelectricidad en la Patagonia

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La semana pasada, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, advirtió que la crisis hídrica puso al país “al límite del límite” y le pidió a la población que ahorre energía. En la Argentina, la sequía y su afectación en la generación hidroeléctrica prendió las alarmas y abrió el interrogante sobre si podrían volver a repetirse los cortes programados que hubo durante el gobierno de Raúl Alfonsín. En el sector, sin embargo, descartan esta posibilidad, aunque admiten que el sistema estará estresado.

“Hoy el sistema está estresado, no tenemos muchas reservas, pero no estamos vislumbrando que se generen cortes programados, en tanto y en cuanto no haya otra contingencia, porque ya estamos en una situación límite con las dos cuencas del Paraná y Comahue bajas”, dice Daniel Garrido, gerente general de la represa El Chocón, ubicada en Neuquén, al límite con Río Negro, y controlada por la italiana Enel (la misma dueña de la distribuidora Edesur).

Durante el gobierno de Alfonsín, entre diciembre de 1988 y abril de 1989, se realizaron cortes programados de electricidad de cuatro horas (no más porque los alimentos no resistían en las heladeras en esa época), pero Garrido cuenta que se había dado una quíntuple contingencia: había baja de agua en Salto Grande (Entre Ríos), El Chocón se había vaciado adrede para hacer reparaciones, fallaron las nucleares (tuvieron que hacer un robot para que pueda entrar en los reactores y repararlas), hubo una ola de calor impresionante (por lo cual aumentó la demanda) y había una indisponibilidad muy grande de las máquinas térmicas. “Se produjo la tormenta perfecta y se tuvieron que traer máquinas emergenciales. Se hicieron restricciones muy fuertes”, recuerda Garrido.

En la actualidad, dice, que las dos cuencas principales, Paraná y Comahue, están complicados por la falta de lluvias. “Comahue depende de las lluvias y la nieve. La sequía y la demora de la nieve generó que estemos con menos agua que la media y muchos menos que el año pasado, cuando hubo mucha agua por el gran aporte nieval. Estamos en una tendencia extraseca”, explica.

En tanto, la cuenca del Paraná depende de la cuenca sur de Brasil. “Hay sequía en Brasil y por eso tienen problemas energéticos, que incluso hicieron que la Argentina le exportara electricidad [entre 1300 y 2200 MW medios, según G&G Consultants]. La sequía allá provocó la bajante en el Paraná, que hizo disminuir la generación de Yacyretá. Por suerte, no afectó a las máquinas térmicas que están sobre el Paraná, que tienen la toma de agua para hacer vapor; en algún momento estaban en riesgo. Pero sí está perdida la generación de Yacyretá, que aporta casi un tercio del total de la demanda del país”, describe Garrido.

Para el especialista, el país está “muy a expensas de no tener otras contingencias, como que se plante una planta nuclear, por ejemplo, donde se podrían perder 600 MW, o que haya algún problema en las líneas Comahue”.

Pelea por el uso del agua

La semana pasada, la Cámara de Diputados de Neuquén pidió que “se implementen medidas urgentes para limitar la demanda de energía eléctrica ante la baja en los niveles de agua en los embalses ubicados en la cuenca neuquina”, según informó Télam. En la legislatura neuquina informaron que el pedido busca que “se implementen medidas urgentes para limitar la demanda de energía eléctrica ante la baja en los niveles de agua en los embalses ubicados en la cuenca neuquina”, en el marco de la emergencia hídrica declarada por el gobierno provincial ante la reducción de los cauces de dichos cursos. Un diputado provincial del Frente de Todos, Mariano Mansilla, incluso dijo que “la situación deriva no sólo de muchos años consecutivos de sequías, sino también del vaciamiento por parte de las centrales hidroeléctricas operadas fuera de la provincia”.

Lo paradójico es que el uso del agua está determinado por los gobiernos provinciales y el Estado nacional, quienes son los que integran la Autoridad Interjurisdiccional de las Cuencas (AIC) de los ríos Limay, Neuquén y Negro, el organismo que controla la preservación de las cuencas de estos ríos. Está compuesto por los representantes del Ministerio del Interior y de las provincias Buenos Aires, Neuquén y Río Negro.

Enel Generación El Chocón S.A
Enel Generación El Chocón S.A

“Nosotros estamos encargados de operar y mantener las máquinas para tener las unidades disponibles para cuando el sistema lo requiera. No hacemos manejo de agua, lo hace Cammesa, la compañía con control estatal encargada de los despachos de energía eléctrica en función del balance de generación y demanda”, explica Garrido.

El Chocón genera energía solo el 26% del tiempo, a veces al mediodía y siempre a la noche, cuando son los dos picos de demanda eléctrica. Hasta llegar a esos picos, el consumo eléctrico se abastece con las máquinas de base, como son algunas hidroeléctricas, las centrales nucleares, las renovables cuando están generando y las plantas de ciclos combinados (funcionan a gas y a vapor).

“Cammesa nos dice cuánto tiene que generar cada máquina de El Chocón. También se ocupa del control del embalse y decide cuándo acumular agua. Nuestra función no es optimizar el agua del embalse porque no la vemos. Primero la gestiona Cammesa y después la controla el AIC, que tienen la potestad final del agua. Esto es así porque las centrales se hicieron para regular el caudal del río Limay. La generación eléctrica fue una segunda prioridad. Y si la AIC ve que los caudales que Cammesa está erogando no son los convenientes, le dice que erogue más caudal porque se necesita para el riego, por ejemplo, o porque tienen que hacer limpieza de canales. También le puede decir que eroguen menos porque el río está bien bajo y quieren cuidar el agua para que llegue bien con el nivel hasta fin de año. Esa potestad es de AIC, por lo tanto, las provincias tienen la última palabra sobre el agua”, señala.

A partir de 2023, finalizan las concesiones de las centrales hidroeléctricas de propiedad del Estado, que fueron dadas en concesión a partir de 1993. Entre ellas están las grandes centrales ubicadas en el Comahue, que tienen capacidad de 4500 MW. Entre ellas están El Chocón, Planicie Banderita, Alicurá y Piedra del Aguila.

FuentE: Lanacion

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