El tándem Janet Yellen-Gita Gopinath: la clave de la etapa que comienza con el FMI

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Entre el próximo lunes y el 9 de abril Argentina y el Fondo Monetario Internacional abrirán una nueva ronda de negociaciones, pensando ya en 2023. Y en consideración de todo lo analizado, conversado, discutido y debatido entre las partes sobre el impacto de la sequía y las consecuencias de la invasión de Ucrania por parte de Vladímir Putin en las cuentas públicas argentinas, eventualmente tomas decisiones sobre cuál será el plan de objetivos (no metas) que el país tendrá que cumplir para cerrar este ejercicio según lo dispuesto en el Facilidades Extendidas firmado en marzo de 2022. Pero no será lo más importante. Lo más trascendente de este período de tiempo de 15 días es que se podrá verificar si finalmente la reunión del martes pasado entre Alberto Fernández y Joe Biden generó beneficios concretos para Argentina, medidos en flexibilizaciones de las condiciones del FMI.

No se lo reconocerá públicamente por razones obvias, pero desde Buenos Aires no se ve la situación con malos ojos. Lo contrario. Desde la llegada de Massa a Economía en 2022, se percibe que la relación técnica con la norteamericana número dos del organismo resultó más resolutiva y rápida en la toma de decisiones. Al menos en los temas en los que la economista surgida de las filas del Fondo le tocó actuar.

Lo que se notó es que su peso ante el Board es directo y efectivo; y que, si bien es una negociadora dura y poco amiga a las dilaciones, cuando define una discusión, esta termina ejecutándose sin mayores retrasos. Por caso, a fines del año pasado, fue la encargada de avalar la creación de una partida fiscal extra para poder atender al sector de argentinos más afectados por la crisis, y que derivó en el bono de $45.000 para los sectores más desprotegidos. El plan había sido hablado directamente entre Massa y Gopinath durante las sesiones negociadores de la primer semana de octubre en la Asamblea Conjunta del FMI y el Banco Mundial de Washington, donde la número dos del organismo le dejó en claro al ministro argentino qué es lo que Argentina podía hacer y qué no, para que el acuerdo continúe vigente. El aval funcionó aun cuando los miembros del staff técnico que comandaba el venezolano Luis Cubeddu estaban en contra de cualquier desviación fiscal que alterara los cálculos para cumplir la meta de 2,5% del PBI para 2022.

En este sentido, la presencia de Gopinath como fiscalizadora del caso argentino puede ser una buena noticia para Argentina. Se considera que la economista de origen indio-norteamericano es más técnica y profunda, pero menos permisible a las presiones geopolíticas internacionales que sus antecesores Geoffrey William, Seiji Okamoto y David Lipton. El primero, republicano, uno de los que más trabó la aceleración del Facilidades Extendidas en momentos claves de 2021. El segundo, demócrata, se lo considera en Buenos Aires (quizá como error) como uno de los responsables del cierre del acuerdo Stand By en los tiempos del gobierno de Mauricio Macri, y (aquí con razón) como uno de los que más ajuste le reclamaba a la Argentina para cerrar el actual acuerdo.

Como contrapartida, se la ve a Gopinath como una histórica del organismo y como una representante del (siempre algo criticado desde el “board” del FMI) cuerpo de economistas técnicos que forman parte de la estructura diaria y semipermanente del Fondo. Además, debió pelear desde media tabla hacia arriba por llegar a ocupar el segundo cargo de importancia en la sede de Washington.

Fuente: ámbito

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