Cirujano británico condenado a prisión tras amputarse las piernas para cumplir un fetiche sexual

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Un caso de fraude impactante

Neil Hopper, un cirujano de 49 años originario del Reino Unido, fue enviado a prisión tras ser condenado por fraude y posesión de material pornográfico extremo. Hopper, quien se sometió a una amputación de piernas bajo falsos pretextos médicos, fue sentenciado a 32 meses de cárcel después de que se revelara que su motivación estaba relacionada con una obsesión sexual por las amputaciones.

Detrás de la manipulación

La investigación inició cuando, en abril de 2019, Hopper utilizó hielo seco para congelar sus piernas, lo que derivó en la necesidad de amputarlas. El cirujano había alegado padecer una «enfermedad misteriosa» que justificaba la intervención.

Una vez realizada la operación, Hopper engañó a las aseguradoras Aviva y Old Mutual Health al declarar que la amputación era resultado de una sepsis en lugar de una autolesión. De este modo, consiguió que le fueran pagados más de 620.000 dólares, los cuales utilizó para adquirir una caravana, un jacuzzi y realizar mejoras en su vivienda.

Conexión con una red de mutilaciones

El caso de Hopper salió a la luz durante la investigación de Marius Gustavson, conocido como el «EunuchMaker«, que lideraba una red de mutilaciones extremas y fue condenado a cadena perpetua en 2023. Hopper fue vinculado a este grupo después de que se encontraron videos pornográficos extremos en su posesión, relacionados con el sitio web de Gustavson.

Impacto en el sistema de salud

Hopper trabajó en el Royal Cornwall Hospitals NHS Trust desde 2013 hasta su suspensión en marzo de 2023, tras su arresto. Aunque el hospital aclaró que «los cargos no tienen relación con su conducta profesional» y no hay evidencia de riesgo para los pacientes, varios expacientes, incluidos amputados, están buscando asesoría legal ante la posibilidad de haber recibido tratamientos innecesarios.

Consecuencias de sus acciones

La sentencia también incluyó una orden de prevención de daños sexuales por un periodo de 10 años y se inició un proceso para recuperar parte de los fondos obtenidos de manera fraudulenta. Hopper, que había sido un profesional altamente respetado y hasta considerado por la Agencia Espacial Europea como posible astronauta con discapacidad, se declaró sin arrepentimientos sobre la operación, aunque «lamenta amargamente» su «deshonestidad» al respecto.

Después de las operaciones, Hopper recibió un gran apoyo de amigos y familiares, lo que le dificultó aún más revelar la verdadera razón detrás de su situación.

Un futuro incierto

El escándalo ha dejado en evidencia una compleja red de obsesiones, fraude y engaños que ha sacudido el sistema de salud británico, generando dudas y preocupaciones entre decenas de pacientes sobre la calidad de atención recibida. Ahora, Hopper enfrenta un futuro incierto marcado por la pérdida de su carrera y el proceso de divorcio con su esposa, quien inició trámites tras su arresto.

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