Protagonismo y esfuerzo: el Independiente de Lucas Pusineri puede copiar mucho de lo que él hacía cuando jugaba

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Se dice que al fútbol se juega tal como se vive en cada país. También que, de manera individual, cada cual juega como se entrena. Pero, ¿un entrenador dirige igual que como se mostraba en la cancha durante su época de futbolista? La respuesta por lo general es afirmativa. A esa «verdad», más empírica que científica, se aferra hoy Independiente. Nadie, o prácticamente nadie, vio jugar más de dos o tres partidos a un equipo preparado por Lucas Pusineri, pero en la mitad roja de Avellaneda la mayoría lo vio desempeñarse en la cancha con el número 8 en la espalda, y aquel recuerdo renueva la ilusión de que todo tiempo futuro será mejor.

Es época de vacas flacas en el Rey de Copas. En la cancha, en la sala de trofeos y en la tesorería. El club no puede darse ni el menor de los lujos -mientras la dirigencia espera ansiosa la llegada de ofertas por varios componentes del plantel, ni siquiera hay rumores de posibles incorporaciones en el presente mercado de pases-, y sin embargo, contagiada por el ánimo positivo de aquel volante que se ganó el corazón de la gente por su despliegue, su espíritu de lucha, su capacidad defensiva y su oportunismo para la llegada al área del rival y el gol, las dosis de optimismo recorren los pasillos del Rojo sin hacer preguntas incómodas sobre estilos de juego ni ahondar en disquisiciones tácticas.

El calendario presenta un póquer explosivo a partir del domingo 19 (River, Boca, Rosario Central y Racing en el transcurso de tres semanas) y 2019 no dejó a ningún jugador a salvo de las dudas sobre rendimiento y jerarquía para satisfacer las urgencias y el gusto del hincha. Todos son conscientes de que no se puede pedir fútbol de alto nivel y así se apela al lado pragmático y al esfuerzo, a los dientes apretados, a la garra, a muchas de las virtudes que mostraba Pusineri en la cancha y de las que se espera sepa transmitir desde el banco de suplentes. No son tiempos como para paladares negros.

Sin amistosos a la vista, habrá que esperar al encuentro frente a River para conocer de primera mano cuáles son las ideas del flamante entrenador de Independiente. Mientras tanto, solamente se puede escuchar al propio protagonista o «viajar» a Colombia para saber de qué gusta y qué pretende el Pusineri DT.

«No me ato a ningún sistema, pero en Cúcuta y Cali siempre intenté que el equipo tuviese una identidad propia que naciera en el equilibrio entre defensa y ataque. A partir de eso, el mensaje es rebelarse ante la adversidad y ser protagonistas. Después, es la conducta de los futbolistas lo que determina el esquema», explica el hombre que con un cabezazo certero a cuatro minutos del final de un partido decisivo contra Boca se ganó en 2002 un puesto eterno en la memoria roja.

Quienes siguieron de cerca sus dos temporadas en el país caribeño afirman que el 4-2-3-1 es su sistema preferido (el mismo que planteaba Fernando Berón en los seis partidos finales del año pasado en los que estuvo al frente del equipo), que es amigo de los ataques directos, la intensidad, la entrega absoluta y la pelota jugada por abajo. De hecho, son las características que está intentando imprimir en su primera semana de entrenamiento al plantel.

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Sin embargo, y por delante del estilo, son otras las virtudes que destacan quienes trabajaron con él. «Tiene un gran manejo de grupo y la sensación que tuvimos fue de que el equipo jugaba como lo hacía él», dice José Augusto Cadena, el presidente de Cúcuta Deportivo, el primer club que confió en Pusineri como entrenador. El conjunto se encontraba en la segunda categoría colombiana y la apuesta salió muy bien: Cúcuta hizo una campaña extraordinaria, cosechó 78 por ciento de los puntos, se mantuvo 16 partidos invicto y ascendió.

En la ciudad del norte fronteriza con Venezuela, Pusineri se encontraría con una situación que se repetiría en Deportivo Cali y ahora en Independiente: las penurias económicas. «Uno de sus méritos en el club fue creer en los jóvenes y potenciarlos. Muchos de ellos fueron figuras en el torneo del ascenso», señala Cadena.

Y en Cali, antes de comenzar el segundo semestre, los dirigentes le recitaron un discurso similar al que usaron los Moyano para recibirlo: «Estamos obligados a una austeridad máxima y, si es posible, a dar varias bajas y no hacer ninguna, o como mucho una, incorporación». Finalmente, el club no hizo adquisiciones y Pusineri debió arreglarse con el plantel que había y con varios chicos de las categorías menores.

El hombre que inició y terminó su carrera en Platense no se achicó y logró resultados muy semejantes a los del primer torneo: metió al equipo entre los ocho primeros, jugó los cuadrangulares finales y quedó tercero, muy cerca de la final. «Antes de ir a buscarlo hicimos una investigación a fondo», recuerda Marco Caicedo, actual titular y por entonces vicepresidente de Deportivo Cali: «Miramos videos, analizamos los movimientos del Cúcuta en ataque y defensa y las jugadas con pelota detenida, y nos convencimos. Después mostró que además tiene mucho liderazgo».

El factor psicológico es el otro gran pilar en el que se apoya el nuevo director técnico rojo. «Trabaja mucho el aspecto emocional. Brinda mucha libertad y confianza para jugar», comentaban en su momento y de manera unánime los integrantes de Cúcuta. «El futbolista debe tener una alta fortaleza mental para superar las adversidades. Esperamos que los jugadores respondan de una manera distinta a lo sucedido en el último mes», recalca el ex mediocampista, apuntando a los tres encuentros con los que Independiente cerró el año pasado (un 0-0 y dos derrotas como local). En ese sentido, la llegada de Carlos Gutiérrez Quintero, psicólogo y especialista en neurociencia que formó parte de los cuerpos técnicos en las anteriores experiencias del entrenador, resulta un aporte fundamental para Pusineri.

Compromiso, solidaridad, unión, trabajo y sacrificio son los conceptos que más se repiten en torno a un DT que el fútbol argentino comenzará a conocer recién dentro de diez días. Si es como lo pintan, continuará fiel a la «verdad» empírica: solamente hay que recordar cómo era un entrenador antes de colgar los botines para saber cómo van a ser sus equipos cuando él se siente a dar órdenes desde el banco.

A la carga por Jonathan Herrera
Para el caso de que a Independiente ingrese algo de dinero por transferencias, la idea de los dirigentes es conseguir al delantero Jonathan Herrera, que actúa en Central Córdoba, de Santiago del Estero, pero cuyo pase pertenece a Riestra. Actualmente, el equipo rojo tiene a Leandro Fernández y Silvio Romero como centrodelanteros, pero es posible que tanto el tucumano Sebastián Palacios como Christian Chávez emigren, y el cuerpo técnico encabezado por Lucas Pusineri quiere más hombres de ataque.

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