Vacunas y elecciones: el mercado ya apuesta al dólar del día después
Crease o no, el Gobierno vive sus mejores días en materia cambiaria. La soja en USD 541,5 la tonelada en el mercado mundial genera un ingreso de divisas impensado pocos meses atrás.
Como es habitual entre mediados de abril y julio, productores y exportadores empezaron a liquidar los dólares de la cosecha que este año cuenta con una mejora notable: en un año el precio de la soja subió 79 % y tonificó el sector externo argentino.
Los expertos dicen que aunque la producción total bajará con respecto a la campaña anterior, el salto de los precios de los granos en el mercado internacional por la debilidad del dólar y las fuerte compra de alimentos por parte de China le dejarán a la Argentina unos USD 9.500 millones más que en 2020.
Esa fue la base que le permitió al Banco Central ser comprador neto de divisas en las últimas seis semanas y abastecer de divisas al segmento del “contado con liquidación” para estabilizar el precio y aquietar al dólar blue en torno de $143.
El Central de Miguel Pesce —sobre el 20 de abril— lleva comprados USD 1.000 millones en el mes, pero el marco de estabilización financiera logrado le deja abiertos aún flancos preocupantes.
La brecha cambiaria
El Banco Central fortalece las reservas, un resultado indiscutido para alejar la expectativa de una disparada cambiaria, pero hay un flanco que le marca día a día una debilidad evidente: la brecha cambiaria.
Refiriéndose a algunos de los costos importantes del mantenimiento del actual cepo cambiario sobre la actividad de las empresas exportadoras, el economista Martín Rapetti decía en Clarín que “en la Argentina el diablo no está en los detalles, sino en la brecha cambiaria”.
Y esa brecha cambiaria (diferencia entre el dólar oficial y el contado con liquidación que subió en los últimos días hasta $153) está en 65 %, un nivel muy amplio como para pensar que los exportadores no se tienen a subfacturar y los importadores a sobrefacturar para maniobrar con un dólar oficial que si bien no es bajo, tenderá a atrasarse en las próximas semanas.
El salto de la inflación
El ministro Martín Guzmán tomó la decisión de atrasar al dólar oficial para combatir el salto de la inflación que encendió todas las luces de alerta en el tablero de mando del Gobierno.
El 4,8 % de aumento del costo de vida en marzo totalizó una suba de 13 % para el primer trimestre del año que es la mayor en el período de los últimos cinco años.
El alarma por la inflación del primer trimestre tiene su fundamento en que el 13 % habría surgido del exceso de dinero circulante en el segundo semestre del año pasado que se derramó con demora sobre los precios y que se llevó por delante dos anclas que el gobierno tiene vigentes.
Una de aquellas anclas antiinflacionarias doblegadas fueron las tarifas de luz y gas que están congeladas hace dos años y que el gobierno viene demorando los aumentos.
La otra es la ralentización del dólar que en un mes lleva subido 1,7 % cuando los pronósticos de inflación de abril hablan de un “piso” de 3,3 %.
El tiempo de la bonanza de los dólares de la soja choca con los de la incertidumbre por la escasez de vacunas contra el covid-19 en otro año cruzado por la pandemia con la particularidad de ser, además, electoral.
La devaluación del día después
La crisis por la falta de vacunas y la disputa entre el presidente Alberto Fernández y el jefe del gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, por las clases presenciales puso en otro plano la disputa política respecto de la que venía siendo por la postergación o no de las internas partidarias (Paso) y la elección legislativa.
Están previstas para agosto y octubre, y el Gobierno aspira a postergarlas a septiembre y noviembre respectivamente.
Es claro que para el Gobierno la postergación implica la apuesta de poder llegar con más gente vacunada y, por tanto, con otro panorama distinto al agobiante y angustiante que plantea la atención de la pandemia en estos días.
Dentro del equipo económico hay funcionarios que preferirían mantener el cronograma actual en el entendimiento de que a partir de agosto va ser otro el partido a jugar en materia cambiaria.
De hecho, el dólar a fin de año subió $3 en los últimos días y está en $123 después de haber estado tranquilo durante semanas.
Desde ya que entre los días dorados en materia cambiaria de la actualidad y “la devaluación del día después” de las elecciones que imaginan algunos operadores queda mucha agua por correr en materia financiera.
Fuente: Clarin