La Ley Bases activó diálogos y alianzas, y desató una inesperada renovación dirigencial
El debate de la Ley Bases en el Senado movilizó más que una negociación por los votos o un rechazo opositor en las calles, esperada para este miércoles, cuando se trate en el recinto la resistida avanzada oficialista. Horas antes de la sesión, el gremio aceitero anunció una huelga sin límites de tiempo, para exigir que no se apruebe la disminuida ley ómnibus y el paquete fiscal; los intendentes bonaerenses activaron su poder de movilización para acompañar a los gremios, ante una posibilidad de naufragio; e, incluso, empresarios de sectores clave de la economía alertaron de la crisis que generará la aplicación del Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI), la reinstalación del impuesto a las Ganancias a los trabajadores y la reforma laboral, entre otros puntos.
El dato que subyace en el extenso tratamiento de la ley en el Congreso (que, aún aprobado en el Senado, deberá deambular nuevamente por la Cámara de Diputados) es el diálogo y el consenso que nadie había logrado generar desde la llegada de Javier Milei al Gobierno, a pesar de los malestares por medidas de gestión. No sólo gremios, dirigentes políticos y empresarios se reconocieron aliados en la resistencia a la gestión libertaria, sino que creó un nivel de debate intra-organizacional que podría ser el inicio de nuevas etapas de construcción de poder en las gremiales, tanto sindicales, políticas, como empresariales.
Hace una semana, la conducción Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina (FTCIODyARA) llegaron junto a representantes de CIARA- CEC (la unidad de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina y el Centro Exportador de Cereales) para plantearles a los senadores una oposición conjunta a la Ley Bases y al paquete fiscal. La unidad en el reclamo del gremio y la patronal no es la única novedad relevante, sino que ese grupo representa a uno de los sectores más dinámicos de la recesiva economía local.
La unidad ante el espanto de la pérdida económica
Sucede que el modelo de reclamo conjunto aunó una máxima tan básica, como también poco utilizada para el diálogo: sin empresas, no hay empleados; y sin empleados, no hay rentabilidad empresaria. El espanto que unió las dos puntas del ovillo fueron el retorno del impuesto a las Ganancias, y el impacto del RIGI en las empresas. Este último punto tiene, como anexo, la falta de competitividad de las fábricas instaladas en el país, que deberían hacer frente a empresas libres de impuestos, con inversiones amparadas en el RIGI. Los empresarios se lo hicieron saber a los senadores santafesinos (región clave para la exportación) Marcelo Néstor Lewandowski (Unión por la Patria) y Carolina Losada (Unión Cívica Radical, Juntos por el Cambio).
Allí hubo una alerta de los empresarios que comenzó a dejar de ser amenaza, para convertirse en realidad. El pago de Ganancias de los trabajadores provocará una crisis en la producción nacional, en momentos en que la liquidación de exportaciones es clave para las arcas del Banco Central. El gremio aceitero anunció una “huelga a partir de las cero horas del día miércoles 12 de junio en las plantas aceiteras y desmotadoras del país por tiempo indeterminado exigiendo que no se apruebe la Ley Bases en el Senado de la Nación”.
Los dueños de las aceiteras sabían que el paro era inminente y que les generaría una fuerte pérdida de ganancias, sin tener la posibilidad de negociar su levantamiento, según pudo saber PERFIL de fuentes empresarias. Ese sector acordó una de las mejores paritarias nacionales, con salarios que inevitablemente deberán pagar el tributo que había sido desactivado el año pasado. Ese logro sindical respondió al fructífero negocio exportador, lo que demostró que el reclamo no se instaló solamente entre los sectores perjudicados por la crisis del mercado interno.
Las gremiales pujan por la renovación
La coincidencia de intereses hizo ponderar un planteamiento de resistencia sindical a partir de la unidad de los gremios que representan a los sectores económicos más poderosos del país, como la minería, el petróleo, el gas, el transporte, los bancos y los mencionados aceiteros, entre otros. Azotados por la pérdida estrepitosa caída de la producción y las ventas, las huelgas en fábricas, obras de construcción y comercios provocó una adhesión “muy limitada” entre los trabajadores de esos sectores, por el temor a perder sus puestos, ante los pronósticos de una mayor reducción de las plantillas de empleados por la falta de un horizonte de recuperación.
Fuentes sindicales, consultadas por PERFIL, admitieron que se trata de una propuesta que “aún está en evaluación”, pero que se asemejaría a la conformación del Movimiento de los Trabajadores Argentinos (MTA), una corriente interna de la CGT, que confrontó contra el gobierno de Carlos Menem, y que estaba encabezada por el camionero Hugo Moyano, la aeronavegante Alicia Castro y el colectivero Juan Manuel Palacios. “Si los sindicatos de los sectores económicos más fuertes nos unimos, podemos ganar la iniciativa y frenar a este modelo que provocará daños irreparables en el futuro inmediato, incluso cuando este Gobierno no logre renovar su mandato en 2027”, aseguró un líder gremial.
Las conducciones de las grandes entidades empresarias, como la UIA, Comercio y la Bolsa de Comercio, salieron a respaldar la Ley Bases, pero generaron una crisis interna que todavía no está resuelta. Sucede que las pymes pusieron el grito en el cielo por el avance del RIGI en la ley ómnibus y desacreditaron la promesa del Gobierno de implementar un “mini RIGI” para incorporar a la cadena de valor local a las inversiones internacionales. Esas diferencias permitieron a entidades, como Industriales Pymes Argentinos (IPA), meter cuña en esa grieta. “Si sale mal la jugada de la conducción, podría ser un punto de inicio de una renovación fuerte en las grandes entidades”, admitió a PERFIL un joven referente de la industria.
AM / ED
Fuente: Perfil