La inflación de marzo consolidó el boom de los plazos fijos UVA y confirmó al instrumento como la inversión estrella de 2021
La publicación del IPC de marzo el jueves 15 de abril -día en que el dato de 4,8% sorprendió al mercado, que esperaba un número elevado pero no tanto- consolidó el boom que ya venían registrando en los últimos meses los plazos fijos indexados por la Unidad de Valor Agregado (UVA).
Son los depósitos bancarios (pactados a plazos que parten de un mínimo de 90 días, aunque hay una variante que permite precancelarlos desde los 30 de constituidos pero resignando el ajuste UVA) que se caracterizan por proteger el capital en pesos invertido de la corrosión a que somete la inflación a las imposiciones más tradicionales, que se remuneran desde hace siete meses a una tasa apenas superior al 3% mensual (37% nominal anual), cuando el incremento promedio del costo de vida supera esa línea -y cada vez más largamente- desde hace un semestre.
Desde el mes de septiembre de 2020, los plazos fijos tradicionales vienen perdiendo frente a la inflación mensual. Por eso, la gente se vuelva al Plazo Fijo UVA pic.twitter.com/VA5KUB2mvi
— Jose Pronato (@bocajose) April 23, 2021
El stock de este tipo de colocaciones del sector privado, que representan menos del 5% del total que tienen bajo administración los bancos, pasaron a crecer a razón de casi $1000 millones por jornada desde entonces, cuando se venían expandiendo a un ritmo de $650millones por día en la primera mitad de ese mes.
A ese ritmo, se descuenta que volvieron a crecer por encima de los $20.000 millones punta a punta por tercer mes consecutivo (el dato final se conocerá en unos días), dado que vienen a esa velocidad crucero del 20% promedio desde febrero.
El fenómeno se potencia por la adopción creciente que los ahorristas comunes están haciendo por este mecanismo de cobertura, tras quedar visible que la tasa de un plazo fijo tradicional en realidad erosiona su tenencia real.
En muchos casos, ese arbitraje se complica porque los ahorristas comunes no entienden el mecanismo de indexación (que por norma debe ofrecer una tasa del 1% por encima del ajuste) y porque los bancos no sólo lo promocionan poco sino que informan el mecanismo de indexación de maneras muy diversas, lo que confunde al depositante, que de antemano está acostumbrado a que le digan qué renta va a cobrar.
“Los ahorristas comunes empiezan a ver que el plazo fijo UVA es la única alternativa relativamente sencilla que tienen para proteger sus tenencias de la inflación sin tener que pensar en comprar un bono o arriesgar su capital en Bolsa. Es un movimiento simplemente defensivo que intentan frente a otro reinado de las tasas fijas negativas y causado por el castigo que desde hace meses reciben por hacer un plazo fijo tradicional”, explica el economista Jorge Neyro, de la consultora ACM.
“En un contexto de inflación elevada y creciente, y donde los plazos fijos tradicionales ofrecen un rendimiento negativo en términos reales y los bonos en pesos indexados de corto plazo cotizan con rendimiento negativo, estos plazos fijos pasaron a ser una buena alternativa para preservarse”, coincide su colega, el consultor Hernán Hirsch.
Los analistas creen que el crecimiento de este tipo de colocaciones se mantendrá hasta que la “inflación no dé señales de baja que no sean aisladas sino sostenidas”. No es para menos: el índice UVA, que había terminado el 2020 en 64,32 puntos, llegará a los 76,65 el 15 de mayo, fecha en que sumará los datos que dos días antes volverá a aportar el Indec al reportar el IPC de abril.
Es decir, para entonces ya registrará una actualización del 19,17% en el período (a los que se suma la tasa del 1% extra), mientras que un ahorrista que hubiera sostenido sus pesos en un plazo fijo tradicional habrá cobrado una renta de apenas 13,54% en se lapso, es decir, 6 puntos menor a la de la otra colocación y cerca de 2 puntos inferior a la inflación general promedio registrada hasta entonces.
Fuente: Lanacion