Macri, Larreta y Bullrich sellaron una tregua pública que no aplaca la puja política interna de Juntos por el Cambio
En Juntos por el Cambio (JxC) nada es como antes. Hace apenas 19 días que Mauricio Macri comunicó que no será candidato en las próximas elecciones, aunque parece que pasó mucho más tiempo. Desde entonces, se desató una disputa por el liderazgo opositor, que encarnan Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich. También María Eugenia Vidal, aunque un poco más rezagada. El fin de semana, el alcalde porteño decidió convocar a elecciones concurrentes en la Ciudad de Buenos Aires (CABA) y quedó enfrentado con el propio Macri. A la par del expresidente se acoplaron Bullrich y Vidal, entre otros dirigentes.
El domingo habló el ex jefe de Estado, cruzó a Rodríguez Larreta por la decisión y la crisis escaló a lugares sin precedente en JxC. Macri dejó trascender en su círculo íntimo que se siente “traicionado” por su otrora ahijado político.
En este contexto, la Sociedad Rural Argentina (SRA) fue ayer por la tarde el epicentro en el que desfilaron un grupo de precandidatos a presidente de la oposición. Fue en un evento denominado “Compromiso por una nueva Argentina”, que se realizó en el predio de la La Rural en Palermo. A lo largo de cuatro horas expusieron, durante 20 minutos cada uno, Patricia Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta, Gerardo Morales y Miguel Ángel Pichetto -presidenciables de JxC-, así como el precandidato a presidente libertario, Javier Milei, y el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti.
Más temprano había hablado Macri, en una comida con empresarios -también en La Rural-, y buscó bajarle los decibeles al conflicto con Larreta. “Ya está, ahora hay que seguir trabajando”, sostuvo el expresidente. Más tarde, Bullrich hizo lo propio. Consultada por los medios sobre el tema, prefirió no tirar más leña al fuego. “No voy a volver a hablar sobre la decisión de Rodríguez Larreta”, recalcó.
Algo similar ocurrió con los socios de la coalición, como el peronismo de Miguel Ángel Pichetto y la Unión Cívica Radical, que a través de su presidente, Gerardo Morales, puso paños fríos. “Calma PRO, porque tenemos un gran desafío por delante”, pidió el gobernador de Jujuy en su discurso en La Rural. Y agregó, con ironía: “Nos han copiado lo peor a nosotros (la UCR), que son las internas”.
Al final de la jornada, fue el turno de Rodríguez Larreta, en el evento en La Rural, y aseguró: “No hay ninguna posibilidad de que haya una ruptura”. La idea de bajar los decibeles por parte Larreta, Macri y Bullrich significó una tregua pública. Sin embargo, la situación interna, puertas adentro, continúa muy caldeada -y promete escalar-.
Es que en Macri persiste el enojo y la “desilusión” con la decisión y las formas con las que el jefe de Gobierno ejecutó una medida. La estrategia narrativa de Rodríguez Larreta consiste en responder a cada instante que lo que él hizo es “cumplir la ley”. Empero, en el PRO conocen que todo sistema electoral es, por definición, una fórmula para repartir el poder. Es decir, cada modificación o decisión sobre la ingeniería electoral (tanto a nivel sistema electoral como de instrumento de votación) supone efectos prácticos concretos en torno al reparto de la representación política.
De fondo, la puja por la Ciudad entre Larreta y Macri es una disputa por dos tipos de liderazgo en JxC. El macrismo y el bullrichismo tienen una concepción de poder más bien agonal y de confrontación con el adversario. El jefe de Gobierno, en cambio, cree en los acuerdos políticos como forma de arribar a consensos. Maneras distintas de tejer poder. En ese sentido, Larreta se aleja de los espacios libertarios y apuesta por un plan presidencial centrípeto. El macrismo está convencido de que la jugada del larretismo tuvo, tras bambalinas, el propósito de allanar el triunfo de Martín Lousteau en la Ciudad.
“Horacio era previsible y ahora se tornó lo contrario”, comentó ayer un dirigente del ala dura del PRO durante el encuentro de la Sociedad Rural. “Vamos a ir a donde vaya Mauricio”, ironizó luego la misma fuente. Bullrich cree que el renunciamiento de Macri la beneficia y espera que, en medio de este tironeo con Larreta, el expresidente apoye públicamente su candidatura en las próximas semanas. Es una hipótesis que en el staff del macrismo aún no corroboran.
Es en medio de este intríngulis que ambos sectores sellaron ayer una especie de pacto implícito de no agresión mediática. Los dos sectores observan con atención el “fenómeno Milei”. Larreta, especialmente, detecta que el diputado libertario canaliza un “voto bronca”. Por eso, entiende que es necesario evitar la confrontación pública porque pueda derivar en una fuga de votos por derecha.
De todos modos, puertas adentro las diferencias persisten y crecen. Cerca de Rodríguez Larreta dan cuenta de que Macri, por su reacción del domingo, los obligó a tomar esa decisión. “No le van a mojar más la oreja a Horacio, porque ya vieron que él también se puede enojar”, advierten en el entorno larretista. “Al fin Larreta se plantó con Macri, ahora todo es más claro”. Esa última frase la profirió un sindicalista muy cercano a Cristina Fernández de Kirchner y se la dijo en privado a un dirigente que frecuenta a Uspallata, sede del Gobierno porteño. Lo cuentan como un modo de instalar que el gesto de “autoridad” de Larreta caló incluso más allá de JxC.
En este contexto, hay una serie de interrogantes que se develarán en los próximos días y terminarán de perfomar la interna opositora: las candidaturas finales en la Ciudad -donde el PRO aún tiene tres postulantes lanzados (Jorge Macri, Fernán Quirós y Soledad Acuña)-, y en la provincia de Buenos Aires. La Ciudad es relevante por tratarse de la casa matriz del PRO. Y la provincia por ser el distrito electoral más populoso y porque unificar candidaturas parece improbable para JxC.
En el caso de la Ciudad, el macrismo está enardecido porque aseguran que Rodríguez Larreta se había comprometido con Macri a que el 31 de marzo quedaría un solo candidato del PRO. Es decir, que bajaría a Quirós y a Acuña para esa fecha. En Uspallata niegan eso. Lo cierto es que siguen los tres en competencia.
El larretismo siente que Macri, tras su renunciamiento, perderá poder de influencia con el avance de los días. Larreta ya decidió por motu propio cuándo y cómo se vota en la Ciudad. Lo hizo con la disconformidad del fundador del PRO, la presidenta del partido y una referente como Vidal. En este escenario, ¿qué incentivos tiene Rodríguez Larreta para bajar a Quirós y a Acuña? ¿Por qué precipitar la definición? Son preguntas que deambulan los corrillos de la oposición por estas horas.
Algo similar sucede en provincia de Buenos Aires. Allí, el problema más complejo lo tiene Bullrich. La ex ministra de Seguridad tiene lanzados por la gobernación de Néstor Grindetti, Javier Iguacel y Joaquín De La Torre. En tanto que Cristian Ritondo es el candidato apañado por Vidal. Por su parte, el alfil en provincia de Larreta es Diego Santilli.
Bullrich pretende ir a una PASO con un candidato suyo para enfrentar a Santilli en la madre de todas las batallas. Para eso, debe ordenar su oferta electoral bonaerense. ¿Cuándo lo hará? En su equipo se baraja que entre el 5 y el 10 de mayo habrá una definición. Coincide con la fecha que anticipó Vidal para dar a conocer si bajará su candidatura presidencial o no. Es un detalle significativo, porque Bullrich tiene conversaciones avanzadas con Ritondo. No obstante, el diputado nacional del PRO es leal a Vidal y no se moverá del vidalismo hasta que su jefa política comunique qué hará.
Atento a esas negociaciones está Macri, siguiendo todo de cerca. Quienes conocen al expresidente aseguran que sigue “molesto” por la actitud política de Rodríguez Larreta y deslizan que “esto no le será gratis”. Está por verse si habrá un contra ataque calabrés o político. Puede ser una combinación. “Jugó Horacio, ahora mueve a Mauricio”, anticipan en el PRO.
Fuente: Infobae