Cabandié: “Debemos encarar procesos productivos y sostenibles para solucionar los problemas de pobreza”

En una nota para el portal Metropolitano Online, el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación habló sobre los temas que están ahora en agenda: pandemia, cambio climático, y los compromisos asumidos por el país en materia ambiental desde que está al frente del organismo.

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En una nota para el portal Metropolitano Online, el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación habló sobre los temas que están ahora en agenda: pandemia, cambio climático, y los compromisos asumidos por el país en materia ambiental desde que está al frente del organismo.

 

¿Qué opinión te merece la situación de pandemia que atraviesa el país y el mundo? ¿Cómo transitas este momento tan particular desde tu rol de dirigente y ciudadano? ¿Cómo afecta la pandemia a la gestión del ambiente?

La pandemia nos llevó a hacernos preguntas esenciales con respecto a dónde y cómo vivimos, cómo nos alimentamos. La enfermedad derivada del virus de la COVID-19 ha llenado de incertidumbre a la humanidad. Nos hizo repensar nuestros métodos productivos, nuestro quehacer diario y también nos hizo reflexionar sobre el futuro inmediato. Pensábamos que teníamos todo resuelto de acá a 100 años, que la humanidad era magnánima, pero la llegada del coronavirus nos mostró lo contrario y nos hizo pensar sobre el daño que hemos cometido desde 1850 a la fecha, que ha degradado el ambiente y ha modificado nuestras condiciones de vida. El COVID-19 es una metáfora de las cosas que pueden pasar si seguimos destruyendo el ambiente, aumentando la contaminación y el calentamiento global. Tenemos que considerar que debemos producir mecanismos, una estructura productiva donde también cuidemos el planeta al que le hemos provocado mucho daño desde la segunda Revolución Industrial a la fecha. Esto ha generado el calentamiento global, los problemas de cambio climático que tenemos hoy en día, la extinción de especies de la fauna silvestre, cambio de hábitos, inundaciones, movimientos migratorios, la reducción de las islas producto del descongelamiento de los polos, falta de agua por el retroceso de los glaciares, estrés hídrico, problemas de alimentación y de acceso al agua. Tenemos problemas a la vuelta de la esquina. Es necesario que generemos una nueva conciencia sobre el cuidado de nuestro planeta, la llegada del coronavirus en términos ambientales nos invita a reflexionar sobre nuestras prácticas. La Tierra nos dice basta, por lo que necesitamos repensar el modo en que estamos haciendo las cosas. Tenemos un nuevo compromiso de acción climática como oportunidad para salir mejores de la pandemia.

En el 2020 presentamos nuevos objetivos para enfrentarnos al cambio climático, a través de una nueva Contribución Determinada a Nivel Nacional ¿Cuáles son las principales líneas de acción para llevar adelante este plan de reducción de emisiones?

La lucha contra el cambio climático es una política de Estado. En 2020, aún en el contexto de la pandemia por COVID-19 y con un escenario internacional adverso, presentamos la segunda Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC, por su sigla en inglés) un 25,7 % más ambiciosa que la presentada en 2016. En esta misma línea, en la reciente Cumbre de Líderes sobre el Clima, realizada el pasado 22 de abril, el presidente Alberto Fernández se comprometió a realizar la revisión de la meta de mitigación de la segunda NDC, para alcanzar una mayor limitación de las emisiones de gases de efecto invernadero y volverla un 27,7 % más ambiciosa. Además, entre los compromisos anunciados por el presidente de la Nación, se encuentra el desarrollo de una matriz energética nacional compuesta por energías renovables; un plan de medidas de eficiencia para la industria, el transporte y la construcción; la adopción de tecnología de punta para la reducción de emisiones de metano, medidas para erradicar la deforestación ilegal; y el nuevo proyecto de la Ley de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos, entre otros. En este sentido venimos planteando que para incrementar nuestra ambición climática necesitamos apoyo financiero, para lo cual se debe renovar la arquitectura financiera internacional avanzando en acciones de canje de deuda por acción climática.
Además, trabajamos con todas las jurisdicciones para obtener sus aportes a la construcción del Plan Nacional de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático (PNAyMCC) y al desarrollo de sus propios planes de respuesta tal como lo estipula la ley. Asimismo, estamos avanzando en la elaboración de una estrategia de desarrollo resiliente con bajas emisiones a largo plazo y la formulación y actualización de los planes sectoriales de manera interministerial y articulada a través del Gabinete Nacional de Cambio Climático. Honrar este compromiso será un desafío importante que demandará la construcción colectiva de una visión de país a largo plazo orientada al bien común.

En campos de acción como la agricultura y la ganadería existe cierta polémica a la hora de pensar una transformación en los procesos productivos, ya que existe una supuesta contradicción entre el cuidado del ambiente y el rédito económico que las empresas pueden obtener. ¿Cómo ves esta situación? ¿Es posible hacer esta transición y producir avances económicos y redistributivos?

Debemos entender que lo que hoy da ganancias, si no modificamos ciertas prácticas, mañana dejará de darlas. Si mediante las prácticas ganaderas con frecuencia se van a quemar pastizales cometiendo ecocidios, en un momento ese suelo no va dar más ganancias porque se va agotar. Este patrimonio natural, este tesoro argentino, tenemos que cuidarlo, porque los temas ambientales son también sociales. Lo dice la ciencia y la encíclica papal. Uno de los principales problemas es la pobreza. Debemos encarar procesos productivos para solucionar los problemas de pobreza y esos procesos tienen que ser sostenibles. Es nuestra prioridad elevar la conciencia de la ciudadanía, el sector productivo y la política sobre el ambiente, la sostenibilidad y la economía circular como vector de modificación de procesos productivos y dinamizador de la economía.

En cuanto al desarrollo urbano también existe una polémica sobre el desarrollo de barrios cerrados emplazados muchas veces en humedales que, además del daño ambiental, generan una valorización del suelo que amplía ciertas desigualdades a la hora de acceder al suelo. ¿Qué opinión te merece esta situación?

Los humedales son reguladores del clima y la humedad. Esos pastizales son captadores de carbono, son muy importantes y es necesario preservarlos. No debemos olvidar que el calentamiento global es consecuencia de la actividad humana. Tenemos que modificar esas prácticas. Los humedales son reguladores de agua, de aire y ayudan a evitar inundaciones, son un reservorio de una cantidad de ecosistemas diversos muy importantes. Si la única forma de razonamiento que tenemos es obtener ganancias a cualquier costo, se van a agotar los recursos naturales. Por ejemplo, la bajante histórica del río Paraná se da por falta de precipitaciones en el Amazonas, porque se lo deforesta de una manera descomunal. Si hacemos lo mismo acá, con nuestros bosques y humedales, vamos a padecer muchas consecuencias que ya las estamos sufriendo. Hay sequías en varias partes del país, estrés hídrico en muchas provincias, hay zonas que eran productivas y en las que ahora se registra desertificación, y podríamos seguir enumerando efectos adversos por no cuidar nuestros recursos naturales.

La acción contra el cambio climático es una política de Estado que estamos continuando del gobierno anterior y en la que se fijan metas hasta 2030. En general las políticas ambientales tienen esta característica de apuntar el mediano y largo plazo. ¿Cómo hacemos para establecer estas líneas de acción y que perduren para los gobiernos siguientes?

En primer lugar, es válido destacar el compromiso del presidente Alberto Fernández de realizar la revisión de la meta de mitigación de la segunda NDC, con lo que se vuelve un 27,7 % más ambiciosa. En 2015, a partir del Acuerdo de París, los países nos hemos comprometido y tenemos por delante dos metas. Una en 2030 y otra en 2050. Para llegar a la primera meta queda poco tiempo, ya hay que empezar a actuar. Tenemos responsabilidades comunes pero diferenciadas, no son las mismas en nuestro país que en las potencias. Hay países que han degradado el ambiente para fortalecerse y, por lo tanto, tienen más responsabilidades. Nosotros tenemos que dejar de deforestar. Si seguimos así, en 70 años nos quedamos sin bosques nativos. Debemos adaptarnos a nuevas lógicas de producción y consumo en un proceso de transición justa y sostenible. La agenda climática trasciende los gobiernos, no es posible pensar políticas y medidas a corto plazo, las consecuencias del cambio climático ya las estamos viviendo hoy, pero las sufrirán también las generaciones futuras. Debemos tomar medidas de manera articulada ya sea a nivel federal como también a nivel regional. Nosotros estamos posicionando a la Argentina en el debate regional para liderar esta agenda. Actualmente, en nuestro país sufrimos las consecuencias de un endeudamiento irresponsable tomado por el gobierno anterior. Por eso insistimos en el canje de deuda por acción climática y el compromiso de que sea una inversión en parques solares, en parques eólicos, y de esa manera beneficiar al mundo. No olvidemos que en nuestra región nosotros somos acreedores ambientales del planeta, ya que los países que pudieron desarrollarse y vivir bien lo hicieron a costa del despilfarro y de atentar contra nuestros bienes ambientales, lo que nos perjudica a nivel global. Debemos entender que los daños ambientales no tienen fronteras.

En cuanto a la gestión de residuos. Teniendo en cuenta que esta es responsabilidad de los municipios pero que, a su vez, estos no poseen los recursos suficientes para implementar políticas de economía circular. ¿Cómo se está trabajando para apoyar esta transición desde el Ministerio? ¿Cómo ves la conformación de consorcios regionales para trabajar la GIRSU?

A través de la Secretaría de Control y Monitoreo Ambiental, desde el Ministerio impulsamos el Plan Federal de Erradicación de Basurales a Cielo Abierto, con el que se busca mejorar la gestión de residuos en los municipios, ya que consideramos que la política ambiental debe modificar las realidades de todas y todos los argentinos y argentinas. En nuestro país tenemos alrededor de 5000 basurales a cielo abierto y, a través de un crédito del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), estamos construyendo plantas de tratamiento de residuos y entrega de maquinarias a los municipios para la Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos (GIRSU). Eso es un generador de empleo verde, de la economía circular. Estamos conformes con esa política de estado. Queremos tener una política federal referida a los residuos y estamos convencidos que para tener una Argentina integrada necesitamos revertir la inequidad de recursos y ese es el camino que estamos andando.

Hace poco la OPDS sancionó a un grupo de empresas por no tratar los envases plásticos de fitosanitarios según la Ley 27.279. Aquí aparece otra vez la cuestión de los procesos productivos y la adaptación por parte de las empresas. ¿Qué opinas de esta situación? ¿Consideras que hay otros materiales que deberían entrar en el esquema de responsabilidad extendida al productor?

Cuando hacemos referencia a la responsabilidad extendida al productor, hablamos de la responsabilidad social empresarial, es decir, que las empresas que generan un residuo, que en muchas ocasiones termina contaminando los mares, deben tomar conciencia del daño que producen a largo plazo. Entonces, las empresas e industrias deben hacerse cargo de dichos residuos y de la degradación ambiental que generan. Debemos seguir adoptando acciones concretas que den pasos firmes hacia la responsabilidad extendida al productor, con el acompañamiento de normas que sean cada vez más exigentes y que refuercen el paradigma de economía circular que proponemos.

Fuente:  www.metropolitanoonline.com

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