«Son reales»: las empanadas «plato volador» que conquistan paladares en Miramar
Son reales, el vidrio no tiene aumento», dice un pequeño cartelito escrito a mano en la vidriera de «Las Pepas», el tradicional local de empanadas de Miramar. Es que muchos turistas que visitan la ciudad de los niños se sorprenden por el gigantesco tamaño de las empanadas y hasta incrédulos preguntan si son de verdad. Ellas hablan por sí solas: las redondas, también conocidas como «platos voladores», miden 15 centímetros de diámetro y la docena llega a pesar unos 4 kilos. «Una de nuestras empanadas rinde como dos y media de las tradicionales. Con siete de ellas pueden comer cuatro personas», expresa, Guillermo Flores, detrás del mostrador mientras envuelve un paquete de empanadas calentitas que acaban de salir del horno pizzero.
Las Pepas: un clásico
En la esquina de la calle 21 y la 14, en la peatonal de Miramar, se encuentra este clásico que desde hace más de quince años conquistó el paladar de los veraneantes. En plena temporada (previo a la pandemia) solían hacerse largas colas en busca de sus mega empanadas, que solucionan el almuerzo playero y son las preferidas para el viaje de regreso a casa. Guillermo, a la que muchos niños afectuosamente le dicen «Don Pepo», tiene 66 años y es oriundo de Córdoba Capital. En su ciudad natal durante años estuvo al frente de un bar comedor, luego abrió un negocio de regalería y electrónica y años más tarde una casa de empanadas. En el 2003 veraneó por primera vez en Miramar y fue como una especie de amor a primera vista. «Me encantó el ambiente familiar y la tranquilidad», dice. Al tiempo, junto a su familia apostaron a un cambio de vida y el 22 de diciembre de 2005 inauguraron «Las Pepas» en un diminuto local sobre la calle 16 (entre la 21 y la 23).
Sin imaginarlo el éxito de sus empanadas fue inmediato. «Venía mucha gente y hacían cola en la vereda porque con lo chiquito que era el local y la temperatura que largaban los hornos no se podía estar», rememora Guillermo a LA NACIÓN. Como el negocio crecía alquilaron otro para la producción y en el 2009, con la clientela ya consolidada, se mudaron a su ubicación actual. Ese mismo año inauguraron una segunda sucursal en Mar del Plata.
Las recetas familiares: el secreto del éxito
«Siempre me encantaron las empanadas», confiesa Guille, con su tonada cordobesa y para explicar su fanatismo recuera que fue su madre, Consuelo, quien le enseñó la primera receta de las empandas árabes. Desde que era pequeño la ayudaba con la preparación y estiraban juntos la masa con el palote. No por nada, estas son sus preferidas. Y admite que las que ofrece en su local son cómo le gusta comerlas a él. «Son generosas y con mucho relleno. Nada de empanadas que al morderlas estén vacías. Para mí también es importante que estén bien identificadas, por eso, les hacemos una marca bien grande para que no haya dudas del sabor que son», explica.
Para Flores, además del generoso relleno, la masa casera de las empanadas es fundamental. «La receta la fuimos mejorando despacito a prueba y error hasta que conseguimos este semi hojaldre. Es más liviana y quedó muy sabrosa», afirma sobre la masa que llevan la mayoría de las empanadas, excepto las de salvado y las árabes que las preparan con otra fórmula. A partir de la mañana, y desde la vidriera, ya se puede observar a las máquinas sobadoras en plena producción. Es que el emprendimiento también tiene otra particularidad: la elaboración de las empanadas es a la vista y totalmente artesanal. «Es tentador ver cómo se van preparando. Queremos que nuestros clientes vean el paso a paso: desde qué ingredientes lleva la masa, cómo se van estirando y cortando una por una, la variedad de rellenos, el momento del cierre y hasta cuando pasan a los hornos rotativos y pizzeros», detalla.
Las variedades: ¿probaste la Pepanesa?
Cuando inauguraron el local comenzaron ofreciendo solo cinco variedades: carne tradicional, árabe, jamón y queso, caprese y una de carne dulce (con pasas de uva, azúcar y batata). Ahora tienen más de 25 sabores y continuamente están innovando con creaciones y también algunas rarezas (que van variando según la temporada). Como la «Pepanesa» con milanesa de pollo, mozzarella y tomate o la «Pepaty» con hamburguesa casera, mozzarella, queso cheddar y un aderezo con mayonesa y kétchup. También hay otras de clásicos de la comida criolla, entre ellas, una de carbonada y de pastel de papas. Hubo una temporada en la lanzaron la «Panchita» con salchicha y hasta incursionaron una con morcilla. «Nos divierte ir probando combinaciones e ir cambiando las opciones. Hay muchas empandas que las hacemos como una idea nueva y gustos diferentes a los tradicionales. También escuchamos sugerencias de nuestros clientes y estamos atentos a lo que más piden.», admite.
Por supuesto no faltan los clásicos que traspasan generaciones. Entre ellos, la que más sale es la de jamón y queso. «Los que vienen por primera vez prueban esa y también es la preferida de los pequeños. También son muy solicitadas las de carne tradicional y las árabes. De pollo y caprese se venden mucho y bastante parejo», agrega. Asimismo, hay opciones vegetarianas con masa de salvado y semillas con verdura, calabaza o choclo.
En plena temporada de verano solían preparar en promedio unas 300 docenas por día. «El 2020 fue año atípico. Estamos teniendo algunos días fuertes, pero aislados. Bajaron mucho las ventas. Se está trabajando al 60% en comparación a otras temporadas», expresa.
Aquella esquina con su característica fachada color rojo y amarillo, queda grabada para siempre en recuerdo de los jóvenes y familias que temporada tras temporada se acercan en busca de sus empanadas gigantes. «Tenemos una clientela muy familiar. Algunos veranean acá hace años. Uno los conoce de chicos y ves cómo han ido creciendo. Siempre pasan y saludan. Es muy gratificante cuando se van contentos con las empanadas», concluye.
Son casi las doce del mediodía y poco a poco comienzan a llegar los clientes a encargar sus empanadas para disfrutar en la playa. Algunos van directo a las clásicas y otros se animan a devorar las creaciones de la casa. «¿Ya probaste la Pepanesa?, le sugiere Guille a un cliente, mientras que toma nota de su pedido.
Fuente:lanacion